Es increíble cómo puede cambiar la vida de una persona, en Hollywood. Hace apenas dos años, muy pocos sabían pronunciar el apellido de Jennifer Lawrence y desde que ganó el premio Óscar, con el agregado del superéxito de Juegos del Hambre, se convirtió en una de las estrellas más famosas del mundo. Nadie mejor que ella para saber los efectos del premio más importante del mundo del cine.
- Antes de ganar el Óscar, dijiste que no sabías hasta qué punto podía llegar a cambiar tu vida ¿Se nota el cambio ahora?
Claro, con los paparazzi especialmente. Es algo que una siempre escucha pero hasta que pasa no te das cuenta para nada. Es lógico pensar que es molesto, pero no crees que vaya a dar miedo o sea tan deprimente.
Pero lo horrible es acostumbrarse a ese lado poco brillante de que me persigan diez hombres que no conozco que incluso se quedan a dormir en la puerta de mi casa.
Cuando acepté hacer Juegos del Hambre imaginé que me iba a arrepentir para cuando estuviéramos por la segunda, la tercera o la cuarta. Pero en la peor de las peores situaciones, nunca me arrepentí de nada.
Y es bueno, porque perdí uno de los peores miedos que se puede tener: arrepentirte de una decisión que puede afectar el resto de tu vida. Por suerte creo que evité esa bala, aunque me sigan pegando tiros (Risas).
- ¿Qué es lo que menos cambió desde que ganaste el Óscar, por ejemplo?
Mi vida personal, mi familia y yo, todo eso es muy normal y no lo cambia un Óscar.
- ¿Cambiaron las elecciones en el trabajo?
No cambió mi perspectiva del cine, porque tampoco nunca acepté un rol por alguna razón más allá de haber querido hacer esa película, que me haya gustado el personaje o el director. Así que eso tampoco cambió. No me puse a pensar “Bueno, ahora que gané un Óscar debería buscar personajes diferentes”. Lo único que cambia es que a medida que hago más cine, es mucho más fácil repetir lo mismo sin encontrar algo nuevo. Pero eso pasa después de hacer una cantidad de películas determinadas.
- ¿Y cómo fue la vuelta al estudio de “Juegos de Hambre” justo después de haber ganado el Óscar?
Aparecí saludando ‘¡Hola a todos. Las cosas van a ser bastante diferentes a partir de ahora! Todo va a ser muy pero muy diferente’. (Ríe) La verdad, salió todo bien. Al principio estaba molesta, porque me pareció demasiado, sufrí muchísimo el estrés, pero terminó siendo una gran bendición volver a trabajar rápido, sin tener que pensar demasiado en el premio.
- ¿Entre tantas fiestas o entrevistas con los ganadores, pudiste dormir bien... con el Óscar al lado?
Me fui a dormir temprano, porque nunca voy a esas fiestas. Traté de ir a una, pero me sentí absolutamente miserable y salí enseguida. Volví a casa, a comer pizza de Dominos. Una amiga mía la había pedido por teléfono, pero era demasiado alta, no finita como a mí me gusta. Eso sí que me molestó (Risas).
- Retrocedamos un poco, cuando dijiste que te sentiste “absolutamente miserable” con el Óscar en la mano.
No quise decir miserable. Fue demasiado, pero miserable no es la palabra correcta. Estaba muy cansada y también enferma, parecía como si quisiera llorar en medio de mi fiesta de cumpleaños diciendo “No quiero sentirme cansada, no quiero estar enferma, quiero sentirme genial”.
- ¿Después del Óscar te llamó tu representante diciendo que todos están buscándote para sus películas?
Puede ser, pero no tanto, porque ya estoy bastante ocupada y mis representantes son muy buenos en no llenarme con todo lo que me están llamando. Solo me traen algo si ven que hay una buena posibilidad.
- ¿No estás siendo demasiado modesta?
No, es la verdad, no escuché demasiados ofrecimientos. Estoy segura que tendría sentido si realmente pasara, pero no es lo que busco. Debería responder el teléfono más seguido.
Cuando acepté hacer Juegos del Hambre imaginé que me iba a arrepentir para cuando estuviéramos por la segunda, la tercera o la cuarta. Pero en la peor de las peores situaciones, nunca me arrepentí de nada.
Y es bueno, porque perdí uno de los peores miedos que se puede tener: arrepentirte de una decisión que puede afectar el resto de tu vida. Por suerte creo que evité esa bala, aunque me sigan pegando tiros (Risas).
- ¿Qué es lo que menos cambió desde que ganaste el Óscar, por ejemplo?
Mi vida personal, mi familia y yo, todo eso es muy normal y no lo cambia un Óscar.
- ¿Cambiaron las elecciones en el trabajo?
No cambió mi perspectiva del cine, porque tampoco nunca acepté un rol por alguna razón más allá de haber querido hacer esa película, que me haya gustado el personaje o el director. Así que eso tampoco cambió. No me puse a pensar “Bueno, ahora que gané un Óscar debería buscar personajes diferentes”. Lo único que cambia es que a medida que hago más cine, es mucho más fácil repetir lo mismo sin encontrar algo nuevo. Pero eso pasa después de hacer una cantidad de películas determinadas.
- ¿Y cómo fue la vuelta al estudio de “Juegos de Hambre” justo después de haber ganado el Óscar?
Aparecí saludando ‘¡Hola a todos. Las cosas van a ser bastante diferentes a partir de ahora! Todo va a ser muy pero muy diferente’. (Ríe) La verdad, salió todo bien. Al principio estaba molesta, porque me pareció demasiado, sufrí muchísimo el estrés, pero terminó siendo una gran bendición volver a trabajar rápido, sin tener que pensar demasiado en el premio.
- ¿Entre tantas fiestas o entrevistas con los ganadores, pudiste dormir bien... con el Óscar al lado?
Me fui a dormir temprano, porque nunca voy a esas fiestas. Traté de ir a una, pero me sentí absolutamente miserable y salí enseguida. Volví a casa, a comer pizza de Dominos. Una amiga mía la había pedido por teléfono, pero era demasiado alta, no finita como a mí me gusta. Eso sí que me molestó (Risas).
- Retrocedamos un poco, cuando dijiste que te sentiste “absolutamente miserable” con el Óscar en la mano.
No quise decir miserable. Fue demasiado, pero miserable no es la palabra correcta. Estaba muy cansada y también enferma, parecía como si quisiera llorar en medio de mi fiesta de cumpleaños diciendo “No quiero sentirme cansada, no quiero estar enferma, quiero sentirme genial”.
- ¿Después del Óscar te llamó tu representante diciendo que todos están buscándote para sus películas?
Puede ser, pero no tanto, porque ya estoy bastante ocupada y mis representantes son muy buenos en no llenarme con todo lo que me están llamando. Solo me traen algo si ven que hay una buena posibilidad.
- ¿No estás siendo demasiado modesta?
No, es la verdad, no escuché demasiados ofrecimientos. Estoy segura que tendría sentido si realmente pasara, pero no es lo que busco. Debería responder el teléfono más seguido.
- ¿Siempre tuviste los pies tan bien puestos sobre la tierra? ¿La familia o la crianza con tus padres tienen mucho que ver en ese sentido?
¡Tampoco quiero darle todo el crédito a mis padres! Pero sí, tengo una gran familia. La actuación es solo un trabajo, no hay necesidad de actuar diferente en la vida real. Al menos no se me ocurrió cambiar, hasta ahora, no quiero prometerte nada.
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Con los 23 años que cumplió el 15 de Agosto pasado, Jennifer Lawrence es la superestrella más joven de Hollywood gracias al Óscar. Y el éxito va más allá de Juegos del Hambre. Por ejemplo, en diciembre, estrenó en Estados Unidos otra película con el mismísimo Bradley Cooper con quien había filmado la película Silver Linings Playbook(Los juegos del destino) donde Jennifer ganó su tan preciada estatuilla. Y en el 2014, vuelve con el personaje de Mystique en la nueva película de X-Men, reuniéndose con un elenco de otras superestrellas como Hugh Jackman (Wolverine), Halle Berry (Tormenta), Ellen Page (Kitty Pryde) y Michael Fassbender (Magneto). Claro que el estrellato también tiene su peso en dólares y es muy fácil comprobarlo, con los sueldos de los últimos tres años. Aunque Jennifer había recibido una primera nominación al óscar con la película Winter’s Bone(Invierno profundo) del 2010, apenas había cobrado el mínimo de 3.000 dólares semanales por el personaje de Ree. Con la primera versión de Juegos del Hambre incluso le prometieron medio millón de dólares que subió al doble con un bonus que recibió cuando la superproducción terminó recaudando 850 millones de dólares. Y con la segunda película de Juegos del Hambre, Jennifer Lawrence cobró nada menos que 10 millones de dólares, asegurando una verdadera fortuna para la filmación del tercer libro que dividieron en otras dos nuevas películas.
- ¿Cuál es tu libro favorito de los tres capítulos de “Juegos del Hambre”?
No tengo ningún favorito entre los libros de Juegos del Hambre.
- ¿La fama de tu personaje en la ficción de la película “Juegos del Hambre” tiene cierto parecido con la realidad?
Puede ser... en la segunda película, mi personaje volvió al Distrito 12 y su vida es completamente diferente cuando pasó a vivir en la villa, en una casa grande y sin preocuparse más por la comida. Pero así tampoco se sentía útil, porque no necesitaba cazar más, siempre tenía alguien que lo hacía todo por ella. Nadie se puede acostumbrar a ese estilo de vida.
- ¿Te pusiste a pensar en las películas que estás rechazando, desde que ganaste el Óscar?
Todo el tiempo, porque yo antes era igual que cualquier otro actor. Me la pasaba haciendo pruebas de casting y cosas así. Todos se sorprenden por el camino que elegí en mi carrera, pero yo siempre pasé por pruebas, en todo lo que hice, como cualquiera. Tuve mucha suerte por los trabajos que no tuve y los que me aceptaron.
- ¿Lo mejor que hiciste en medio del furor del éxito?
Nada, la verdad, no me compré un auto ni una casa ni joyas (Risas). Nada de eso. A lo sumo, pinté un cuadro para alguien, nada más.
- Muy buena acción ¿Y gustó el cuadro?
Bueno, al menos me dijeron que sí (Risas).
- El año pasado habías dicho que lo mejor que podías hacer en el día era quedarte en casa y ver un programa de reality en televisión ¿Cambió en algo? ¿Hay algún hobby nuevo?
No, no realmente, no.
- ¿Quiere decir que mientras la gente te imagina en medio del mejor cuento de hadas, en las mejores fiestas, al final del día realmente te quedas en el sillón de tu casa?
Sí, en mi sillón, sí. Leer es lo que más me gusta cuando no trabajo. Puedo leer cinco libros durante el rodaje de una película, porque es algo perfecto para aprovechar el tiempo libre en el camerino. Y cuando voy a casa, me pongo a ver TV. ¿No te pasa como a mí, cuando terminas un libro y te ofendes porque terminó? Yo siento que tengo derecho a saber como siguen sus vidas (Risas) Siento que tengo que saber como sigue la historia, es injusto que me digan que terminó ahí. Supongo que es la gran diferencia con un programa de televisión que te gusta hasta que dejas de verlo. Pero con los libros no pasa algo así. Terminan como si el autor hubiera muerto (Risas).
- En algún momento, dijiste que te gustaría ser uno de esos autores ¿no?
Me encantaría hacer todo lo que no soy capaz de hacer. También me gustaría correr en motocicleta. Y me encanta pintar. Me gusta andar a caballo, cada vez que vuelvo a Kentucky. Y también empecé a escribir algunas notas, cosas que me gustan. Me gusta eso.
- ¿Empezaste a escribir entonces?
Estaba leyendo el libro ‘East of Eden’ cuando empecé a escribir las frases que me gustaban, con comentarios míos, porque hablo demasiado y no puedo parar de escuchar lo que pienso. Así empecé a escribir lo que pienso, porque quiero acordarme lo que vivo. Me gustaría haber tenido un diario para leer lo que me pasó hace un par de años, es una buena forma de llevarte a aquel momento, cuando tuviste momentos divertidos en tu vida. Y cuando dentro de unos años esté deprimida, a lo mejor pueda leer esto y decir “Ah, sí, realmente era buena!” (Risas).
- ¿Entonces no es como el ‘Diario Intimo de Bridget Jones’?
Bueno, puede ser, a lo mejor hablamos de lo mismo y seguro quiero perder 10 libras.
- ¿Producirías una película con la adaptación de tu diario íntimo?
¿Mi diario? ¡No! No es algo que me gustaría ver, solo me gustaría leerlo.
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